Si eres extranjero, sí; si eres cubano, ¡no! Por Roberto Álvarez Quiñones. Diario de Cuba.
Si eres extranjero, sí; si eres cubano, ¡no!
Por Roberto Álvarez Quiñones
Diario de Cuba
7 de diciembre de 2025
Por Roberto Álvarez Quiñones
Diario de Cuba
7 de diciembre de 2025

Miguel Díaz-Canel en el stand de Inteligencia Artificial, FIHAV 2025. Facebook/MINCOM Cuba
Ahora, con el nuevo llamado del régimen castrista al capitalismo mundial para invertir en Cuba, volvemos a aquel cuento de Pepito...
¿Puede un cubano residente en Cuba si consigue el capital necesario dentro o fuera del país invertirlo en la Isla para montar una fábrica de calzado, de queso, ropa jabón y desodorante, un supermercado o adquirir camiones para transportar mercancías? No.
¿Puede hacerlo un ciudadano extranjero? Sí.
Estas dos respuestas, ahora con el nuevo llamado del régimen castrista al capitalismo mundial a invertir en Cuba, nos remontan otra vez al cuento de Pepito. Una maestra en la Isla pregunta: "¿A ver, Julito, qué tú quieres ser cuando seas grande?" "Yo, médico, maestra". "¿Y tú Yuriel?" "Piloto de aviones de pasajeros". "¿Y tú, Pepito?" "Yo, extranjero, maestra".
El cuento de Pepito vuelve a la palestra a propósito de la exhortación del primer ministro castrista, Manuel Marrero, a capitalistas foráneos para que inviertan en Cuba. La hizo en la Feria Internacional de La Habana (FIHAV), a fines del pasado noviembre.
El rollizo premier cubano afirmó a los inversionistas extranjeros que Cuba "se transforma aceleradamente" para ofrecer un entorno "competitivo, atractivo, moderno y ágil". Les aseguró que ahora sí "hacer negocios en Cuba será cada vez más sencillo". Antes, en marzo de este mismo año el Gobierno anunciaba que se iban a "otorgar tierras en usufructo a empresas y personas físicas extranjeras con residencia permanente en la Isla".
Esta exhortación en un país normal (capitalista) no es noticia, es cosa común, pues las inversiones extranjeras son un complemento necesario de las inversiones de los ciudadanos de dicho país que son, con mucho, quienes más capital invierten en las industrias, el comercio mayorista y minorista, el sector turístico, minería, agricultura, pesca, la banca, los medios de comunicación, el transporte de carga y de pasajeros, etc.
Pero Cuba no es país normal (es comunista) y se da una aberración que hoy es ya única mundialmente, si se excluye a Corea del Norte. En la Isla solo los forasteros tienen derechos económicos. Los nativos, no.
Es todo lo contrario que ocurrió en la Isla en los 57 años de república verdadera. Los 1,7 millones de emigrantes que se establecieron en Cuba en su inmensa mayoría adquirieron la ciudadanía cubana por las ventajas que otorgaban las leyes vigentes, que privilegiaban a los nacionales por encima de los extranjeros.
Hoy es al revés, son los extranjeros los privilegiados, los únicos que pueden invertir capital y hacerse ricos, si excluimos a la mafia militar que usurpa el poder.
El cubano común que invierte "por la izquierda" va a prisión
Por ley, al cubano le está prohibido invertir capital. Y si lo hace "por la izquierda" va a la cárcel. El campesino Bismar Rodríguez, el mayor productor privado de carne de cerdo en la provincia de Holguín, fue condenado a diez años de cárcel por producir "demasiada" carne de cerdo y enriquecerse: vendió 1.800 puercos que dieron 3.600 piernas y 3.600 paletas, o sea, 7.200 excelentes piezas para asar.
Y Yoni Castelló, el mayor productor porcino en Las Tunas, cumple una condena de ocho años de prisión también por "enriquecimiento ilícito". En Artemisa fue encarcelado el emprendedor conocido como "El Rey del Queso" (el MININT no dio su nombre) porque tenía 42 vacas lecheras, entregaba cada día al Estado 70 litros de leche y se quedaba con el resto para su fábrica de queso.
Es simple: para la dictadura castrista los extranjeros son superiores a los cubanos. En 2022 el "presidente" Miguel Díaz-Canel firmó un acuerdo con el Gobierno de Argentina (del kirchnerista Alberto Fernández) para que "empresarios argentinos produzcan en tierras cubanas que están incultas por falta de inversión y de desarrollo tecnológico y así entregar en el mismo suelo cubano los productos que hoy importan", según explicó el firmante por la parte argentina, Jorge Neme, vicejefe del Gabinete ministerial de ese país.
El Gobierno prefiere que los extranjeros cultiven la tierra cubana
Díaz-Canel arguyó que Cuba presenta "un gran potencial para el cultivo de granos como el maíz, el frijol y la soja, así como para la ganadería, la industria avícola y caprina, la industria láctea y la producción de frutas tropicales como plátano, mango, palta y cítricos".
Ese señor Neme no tendrá ni idea de que si los argentinos van ahora a Cuba a cultivar la tierra es porque el castrismo-comunismo acabó con la pujante agricultura capitalista cubana, que antes de 1959 superaba a la propia Argentina en la exportación de alimentos per cápita, según la FAO.
Le zumba que a Cuba ahora tengan que ir argentinos o vietnamitas y otros extranjeros a cultivar la tierra y aplicar nuevas técnicas, cuando los cubanos podrían hacerlo con creces.
¿Qué dirían hoy los argentinos si el Gobierno de Buenos Aires firmase acuerdos con otros países para que fueran agricultores extranjeros, no argentinos, los que se encargaran de la agricultura nacional?
Eso es exactamente lo que hace el Gobierno de Cuba. Afirma que en el país se "abre un horizonte real de oportunidades" y que se actualiza el marco legal para "fortalecer las facilidades anunciadas". Pero solo para los extranjeros.
Entre las "nuevas ventajas" la dictadura anuncia la apertura al capital extranjero en el sistema bancario y financiero (al que ahora le impide expatriar las divisas obtenidas); nuevas zonas especiales de desarrollo, y la contratación "directa" de trabajadores cubanos por empresas foráneas, aunque ya la viceministra de Comercio Exterior e Inversión Extranjera (MICOEI), Yanet Vázquez, aclaró en el diario Granma que la selección de los empleados (todos "filtrados" por el MININT) seguirá a cargo del Gobierno.
¿Es que cerró alguien "las venas abiertas de América Latina"?
Y a propósito, creo que hay que preguntarles a Raúl "El Cruel", Díaz-Canel y Manuel Marrero, y a toda la izquierda que los sigue apoyando qué ocurrió. ¿Cerró alguien "las venas abiertas de América Latina" que hacía desangrar Eduardo Galeano?
Sí, porque ahora los capitalistas inversionistas ya no son malos, sino muy buenos. Tanto, que la propia "revolución cubana" les ruega que vayan a Isla a invertir todo lo que pueda. De pronto los "imperialistas" ya no van al Tercer Mundo a saquear sus riquezas, explotarlo y empobrecerlo. Ahora se les ruega que inviertan para que desarrollen nuestros países.
Durante décadas la propaganda castrista, fuente principal de inspiración de Galeano para su bodrio con título ya mencionado (Las venas… publicado en 1971) arremetió contra el "Norte industrializado" porque se apropiaba de las materias primas baratas del "Sur" subdesarrollado. Para ello se basaba en estadísticas inventadas, o exageradas por los "académicos" soviéticos, puras falsedades, y sobre todo con conclusiones distorsionadas no basadas en la realidad, sino en la más chapucera propaganda comunista.
Se insistía en que, luego de agregarles valor a los recursos naturales saqueados en el Tercer Mundo, el Norte abusador le vendía al Sur mercancías caras, lo cual fue llamado "intercambio desigual Norte-Sur".
Pero regresemos al meollo de todo esto, es decir, el crimen que comete el totalitarismo castrista al vender a Cuba al mejor postor extranjero (inversionista) mientras prohíbe que los cubanos inviertan.
Jamás se vio en América tamaña aberración, ni se da hoy en ninguna otra parte salvo en Corea del Norte. La "revolución tan cubana como las palmas" —como tramposamente la definió Fidel Castro— es el fenómeno más antinacional, antipatriótico y traidor a su propio pueblo que ha habido nunca en este continente.
No es posible imaginarse qué habrían dicho Céspedes (rico hacendado), Agramonte, Martí, Maceo, Gómez, Calixto García y todos los próceres de la independencia que ellos forjaron, donde hoy un extranjero tiene más derechos que un cubano.
Y termino con un detalle muy ilustrativo. El Partido Revolucionario Cubano, más conocido como Partido Auténtico, el de los presidentes de la República Ramón Grau San Martín (1944-1948) y Carlos Prío Socarrás (1948-1952), y cuya filosofía política era básicamente socialdemócrata, tenía como consigna partidista el lema: "Cuba para los cubanos".
Hoy, el Partido Comunista de Cuba y la "revolución socialista" tienen como consigna su antítesis: "Cuba para los extranjeros".





















